Saturday, November 5, 2011

El Bigote!


Una joven de nombre Yun Ok fue un día a la casa de un ermitaño en las montañas en busca de ayuda. El ermitaño era un sabio de gran renombre, conocido por sus hechizos y pociones mágicas.

Cuando Yun Ok entro en su casa, el ermitaño inquirió, sin quitar la vista de la fogata: - ¿Por qué estás aquí? - ¡Oh, sabio de gran fama – profirió Yun Ok - , estoy desesperada! Hazme una poción. Si tú no me ayudas estoy de verdad perdida. – Bueno, ¿Cuál es tu historia? – pregunto el ermitaño, resignado a escuchar.

Se trata de mi esposo – prosiguió Ok -. Durante los tres últimos años estuvo lejos peleando en las guerras. Ahora que ha regresado, apenas si nos dirige la palabra a mi o a los demás. Si yo hablo, parece no escuchar. Cuando llega a hablar, es rudo. Si le sirvo algún alimento que no es de su agrado, lo hace a un lado y se aleja enojado de la habitación. A veces, cuando debería estar trabajando en el campo de arroz, lo veo sentado ocioso en lo alto de la montaña, mirando hacia el mar.

Si, a veces sucede eso cuando los jóvenes regresan de las guerras – comento el ermitaño -. Pero continúa.

No hay nada más que decir, erudito. Quiero una poción para mi esposo, para que vuelva a ser amable y gentil como antes.

¡Ah!, ¿Así de sencillo? – Demando el ermitaño - ¡Una poción! Muy bien. Podemos hacer tu poción. Pero el ingrediente primordial es el bigote de un tigre vivo. Tráeme ese bigote y yo te daré lo que necesitas.

¡El bigote de un tigre vivo! – Exclamo Yun Ok -. ¿Cómo podre obtenerlo?
Si la poción es en verdad importante para ti, tendrás éxito.  
Respondió el ermitaño y se volteo en señal de que no iba a hablar más.

Yun Ok se retiro a su casa. Pensó mucho respecto a cómo podría obtener el bigote de un tigre. Entonces, una noche, mientras su esposo dormía, salió a hurtadillas de su casa llevando en las manos un tazón de arroz y salsa de carne. Fue al lugar en el costado de la montaña donde se sabía que vivía el tigre. Se detuvo lejos de su cueva, extendió el tazón de comida y llamo al animal para que se acercara a comer. El tigre no se presento.

La noche siguiente Yun Ok regreso, pero esta vez se acerco un poco más. De nuevo le ofreció el tazón de comida. Cada noche Yun Ok volvía a la montaña, y cada vez llegaba unos pasos más cerca de la cueva del tigre. Poco a poco el tigre se acostumbro a verla ahí.
Una noche, después de mirar con cuidado los ojos de Yun Ok, el tigre se acerco hasta ella, comió la comida que le ofrecía. Después, cada vez que Yun Ok iba por la noche, encontraba al tigre esperándola en el camino y devoraba lo que ella le ofrecía. Y cuando el felino terminaba de comer, Yun Ok podía acariciarle la cabeza con la mano.

Habían pasado casi seis meses desde la primera noche en que lo visito cuando, finalmente, una noche, después de acariciar la cabeza del animal, Yun Ok suplico. ¡Oh, tigre, generoso animal!, debo obtener uno de tus bigotes. No te vayas a enojar conmigo!
Y de un tirón corto uno de de los gigotes…. Afortunadamente el tigre no se enojo, como había temido. Yun Ok bajo por el angosto camino, pero corriendo, con el bigote apretado en la mano.

A la mañana siguiente estaba en la casa del ermitaño en la montaña. ¡Oh, maestro! – Grito - ¡lo tengo! ¡Tengo el bigote! Ahora me puedes hacer la poción que me prometiste para que mi esposo vuelva a ser amable y gentil.
El ermitaño tomo el bigote y lo examino. Satisfecho de que en verdad proviniera de un tigre, se inclino adelante y lo arrojo al fuego de la chimenea. ¡Oh, señor! – La joven mujer grito angustiada - ¿Qué has hecho con él?
Dime como lo obtuviste – pidió el ermitaño.
Bueno, todas las noches fui a la montaña, llevando comida y atención al tigre… (Y le platico su aventura).

Si, si – afirmo el ermitaño -, domaste al tigre y te ganaste su confianza y su amor.
¡Pero tú arrojaste el bigote al fuego! – Grito Yun Ok -. ¡Todo por nada!
No, no creo que sea todo por nada – continuo el ermitaño – Ya no se necesita el bigote. Yun Ok, permíteme que te pregunte, ¿es un hombre más malvado que un tigre? ¿Responde menos a la amabilidad y a la comprensión? Si tú te puedes ganar el amor y la confianza de un animal salvaje sediento de sangre, siendo gentil y paciente, con toda seguridad puedes hacer lo mismo con tu esposo.
Al escuchar esto, Yun Ok enmudeció por un momento. Después bajo por el camino dándole vueltas en la cabeza a la verdad que acababa de aprender en casa del ermitaño.
Sí, porque con amor, paciencia y perseverancia se puede ganar la confianza de cualquier ser!  

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