Tuesday, September 10, 2013

La resurrección de los muertos 1 Corintios 15

12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección?
13 Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado.
14 Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes.
15 Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado.
17 Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados.
18 En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo.
19 Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales.
20 Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron.
21 De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos.
22 Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir,
23 pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen.
24 Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder.
25 Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 El último enemigo que será destruido es la muerte,
27 pues Dios «ha sometido todo a su dominio». Al decir que «todo» ha quedado sometido a su dominio, es claro que no se incluye a Dios mismo, quien todo lo sometió a Cristo.
28 Y cuando todo le sea sometido, entonces el Hijo mismo se someterá a aquel que le sometió todo, para que Dios sea todo en todos.
29 Si no hay resurrección, ¿qué sacan los que se bautizan por los muertos? Si en definitiva los muertos no resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos?
30 Y nosotros, ¿por qué nos exponemos al peligro a todas horas?
31 Que cada día muero, hermanos, es tan cierto como el orgullo que siento por ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor.
32 ¿Qué he ganado si, sólo por motivos humanos, en Éfeso luché contra las fieras? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, que mañana moriremos».
33 No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.»

34 Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar. En efecto, hay algunos de ustedes que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza de ustedes lo digo.

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