La obra del Espíritu Santo es alentarnos
y nuestro trabajo es simplemente confiar que Él cumplirá lo que el Padre le ha
mandado a hacer.
Ve
a tu habitación secreta ahora mismo, aún en tu estado de desaliento, y guarda
silencio ante el Señor. Aunque no tengas las fuerzas suficientes para hablar,
lo puedes alcanzar en espíritu con esta oración.
“Señor,
yo sé que tu Espíritu habita en mi y sé que lo enviaste para alentarme,
fortalecerme y relevarme la mente de Cristo. Así que acudo a ti ahora mismo con
la fe simple de un niño. Habla a mi corazón palabras de consuelo porque ya no
me quedan más fuerzas. Levántame y dirígeme.”
¡No
vas a desmayar! Vas a salir de tu prueba victorioso, porque tu fe habrá sido
probada y tratada como oro. ¡Verás que el Señor cumplirá cada promesa que te ha
hecho!
No comments:
Post a Comment