Hay
demasiadas “preocupaciones”
en tu mente…
… y demasiado “peso” en tu corazón…
… “escucha” en lo profundo de tu ser…
… quédate a solas… … “escucha” en lo profundo de tu ser…
… entra en tu “aposento”… … “escucha” en lo profundo de tu ser…
… quédate a solas… … “escucha” en lo profundo de tu ser…
… entra en tu “aposento”… … “escucha” en lo profundo de tu ser…
“El
Señor está aquí y te llama…”
… te ama y te espera…
… “escúchale” en lo más profundo de tu ser…
“Quédate
en silencio delante del Señor…”
Olvida
tus palabras,
olvida tus recuerdos,
tus peticiones, tus proyectos;
mírale,
escúchale sin que tus voces
interiores te distraigan.
Quédate
en paz ante Él,
abandona en Él
toda turbación, todo cuidado, toda preocupación,
olvídalo todo.
Quédate
sin ataduras,
libre de tus deseos,
pobre como la madera muerta en invierno,
vacía de todo cuanto no sea Él.
Quédate
sola,
sin nadie más en tu corazón
que ninguna criatura
se interponga entre vuestras miradas.
Quédate
sin quejas,
sin
estorbos,
sin
“huéspedes” extraños,
sin nada que no sea Él.
Quédate
entera, sin más recuerdo que Dios,
sin buscar consuelos humanos,
“sepultada” con Él y en Él,
desapareciendo tú
para hacerte don en su corazón.
Quédate sin tristezas, sin resentimientos, sin orgullo, sin falsas imágenes de ti misma.
Quédate sin tristezas, sin resentimientos, sin orgullo, sin falsas imágenes de ti misma.
“Quédate
en silencio
delante
del Señor…”
“Quédate en silencio…”
“Quédate…”
“Quédate en silencio…”
“Quédate…”
“Quédate
en silencio
delante del Señor…” Guarda silencio ante Dios, y espera en él.
No
te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades. (Salmo 37, 7).
Por el hombre que hace maldades. (Salmo 37, 7).
Dios
te bendiga,
Tú
hermana y amiga,
Alva
de Contreras.
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